ENAMORADOS DE SU BRILLO
Las pantallas, dentro de la nave, marcaban ciento setenta y cinco horas venusinas de vuelo, los extraterrestres comenzaban a cansarse del viaje y no llevaban ni la mitad de su camino recorrido.
-~Zoniq, ¿Cuánto nos falta para llegar a nuestro destino?
-~Parece ser que todavía faltan setenta y nueve randas.
-~¿Qué? Maldita porquería tan lenta, eso quiere decir que estamos a un randa de llegar al planeta azul.
-~Asi es Mixplik.
-Que te parece y nos detenemos en ese lugar, para descansar un rato de esta nave.
-~Pero eso nos va a retrasar en el viaje.
- ¡Bah! Eso no importa.
La nave entró en la atmósfera terrestre, rápida y silenciosamente, esta se estacionó un momento encima del frío viento de la madrugada, mientras los extraterrestres decidían en donde aterrizar. Hacía el norte todo parecía infinitamente oscuro y desolado, hacia el sur se lograba distinguir un pequeño pueblo iluminado por líneas de luces y anuncios de neón, esto último les pareció muy atractivo y definitivamente decidieron ir hacia las luces.
A esas horas de la madrugada las calles se encontraban completamente vacías, todas las luces de las casas aparentemente iguales estaban apagadas, lo único que deambulaba por los jardines frontales de todo el pueblo eran, el silenció y el viento helado que seguía de cerca a los extraterrestres, quienes decidieron estacionar su nave, sobre un tejado con caída a dos aguas, él cual crujió al sostener el peso del pequeño astro/transporte. Bajaron de su nave y caminaron sobre la tejas sin sentir una pizca de frío, llegaron a la orilla y, ahí mismo se sentaron para observar el panorama.
-~0ye Mixplik, que raro es este planeta.
-~¿Por qué Zoniq? ¿A qué te refieres?
-"Porque mira cuantas casas hay y no se para que están, si aquí no hay nadie.
-~Muy buena observación Zoniq, pero a lo mejor todos emigraron de la oscuridad.
-~¡Y! ¿Regresarán hasta que vuelva la luz del sol?
-~Yo creo que sí, dentro de miles de horas.
-~Que lástima Mixplik, quería conocer a los seres de este planeta, me han dicho que son muy coloridos.
-~Nada que ver con nosotros-, ya me los imagino, se han de ver fatales con tantos colores encima.
Mixplik platicaba con su compañero, él sentado a la orilla del tejado, a veces observando las estrellas y otras veces la soledad de ese lugar, mientras Zoniq su amigo se paseaba por todo el techo, caminaba y pateaba basuras que se le atravesaban, se dio cuenta que se dirigía a la parte trasera de esa casa, desde donde se veía a su vez, la parte trasera de otras.
-"¡Mixplik! No vas a creer lo que estoy viendo, ven... ¡ES BELLÍSIMA!"
Mixplik se incorporó y corrió hacía su compañero al darse cuenta de lo que Zoniq había descubierto abrió tanto los ojos que parecían dos platos incrustados en su faz.
-"¡Guau! En verdad es muy bella."
Ninguno de los dos mentía, entre toda esa fila de casas, que daban su espalda a donde ellos se encontraban, se podían contar decenas de ventanas, todas cerradas, todas en sombras, menos una, y a través de ese balcón era posible observar todos los secretos que se encontraban dentro, los extraterrestres parados al borde del tejado, casi a punto de caer, miraban endiosados a quien se encontraba en su interior, la habitación se encontraba iluminada por una magna y lujosa lámpara postrada sobre un buró y la luz salía de ahí como un torrente de agua escupido hacia la oscuridad.
Esa ventana enmarcaba perfectamente el cuerpo de una bella mujer, que lentamente dejaba caer sus ropas al suelo, sugestiva permitía ver su tersa piel y sus formas perfectamente redondas, su cara era linda, parecía una niña dentro del cuerpo de una gran mujer, su cabello dorado parecía que chispeaba con el roce de la luz, toda ella era difícil de creer, una silueta que parecía tan cercana y al mismo tiempo inalcanzable, un ser completamente material pero intocable, ni siquiera el frío podía desgarrar su piel.
-Esa chispa de su cuerpo es increíble.
-~Si no lo estuviera viendo Zoniq, diría que es inexistente.
-Mira qué formas tan radiantes, parece ser que ella sola ilumina todo ese lugar.
-Esa Belleza no es otra cosa que un pedazo de sol.
-Tienes razón Zoniq, lo es, y eso me excita.
-~Si Mixplik, yo también me siento excitado.
La luz de la lámpara destacaba la belleza de todo aquello en que posaba su luz, el color de la piel de aquella chica brillaba como el sol, si hubiera salido a la calle desnuda como estaba, todo se habría hecho de día, sus piernas, su pubis, sus pechos y su cabello, formaban la silueta de una fénix dorada, ni en su planeta encontrarían algo más bello y radiante.
Ambos voltearon a verse la cara, ese aspecto de idiotas los delataba, estaban enamorados de su luz.
De repente, todo en aquella habitación se apagó, desapareció en un instante ese amor prisionero, ya no la veían, así que decidieron ir a buscarla y salvarla para siempre. La robarían de este planeta oscuro y se la llevarían al suyo, para amarla en la claridad eterna.
-~Zoniq, prepárate, vamos a ir por ella.
-~Si Mixplik, será sólo para nosotros.
Zoniq corrió a la nave y volvió en un instante, le entregó un brazalete plateado a su amigo y él se quedó con otro, ambos se lo colocaron en la muñeca oprimieron el único botón y poco a poco comenzaron a transformarse, primero en una imagen borrosa, después esta sufrió una implosión, creando de esos seres extraterrestres, dos tenues luces que flotaban en el aire, parecían dos focos de baja intensidad volando hacía el balcón de su amada.
Afuera todo estaba oscuro, ella se encontraba tendida en la cama, desnuda y totalmente despierta, sentía que alguien estaba en la habitación, descubrió que se encontraba completamente paralizada, intentó gritar pero no pudo, a los pies de la cama estaban ellos, la observaban dos seres grises con ojos enormes y caras inexpresivas, deseaba que fuera un sueño, pero tenía la impresión de que todo era real, no resistió más y el desmayo fue su salvación.
-¡Rápido Zoniq! Subámosla a la nave.
-Con cuidado Mixplik, no vayamos a estropear su belleza.
- Escapemos de este planeta Zoniq, antes de que la busquen, ya veras que envidia les dará a todos cuando la vean.
Los extraterrestres volaron veloces a su destino, satisfechos y felices, escaparon observando todo el camino al rehén que llevaban consigo.
Abajo, en el pueblo, en la habitación donde habían estado, despertaba de su desmayo la belleza terrestre, la rubia dorada se incorporaba todavía asustada de lo que había vivido, paseaba sus manos a través de su cuerpo desnudo para ver si no la habían dañado, inmediatamente quiso prender la luz pero no lo logró, la magna y lujosa lámpara ya no se encontraba postrada sobre su buró, la habían robado junto con su luz, la habían salvado para siempre de ese oscuro lugar.
-~Zoniq, ¿Cuánto nos falta para llegar a nuestro destino?
-~Parece ser que todavía faltan setenta y nueve randas.
-~¿Qué? Maldita porquería tan lenta, eso quiere decir que estamos a un randa de llegar al planeta azul.
-~Asi es Mixplik.
-Que te parece y nos detenemos en ese lugar, para descansar un rato de esta nave.
-~Pero eso nos va a retrasar en el viaje.
- ¡Bah! Eso no importa.
La nave entró en la atmósfera terrestre, rápida y silenciosamente, esta se estacionó un momento encima del frío viento de la madrugada, mientras los extraterrestres decidían en donde aterrizar. Hacía el norte todo parecía infinitamente oscuro y desolado, hacia el sur se lograba distinguir un pequeño pueblo iluminado por líneas de luces y anuncios de neón, esto último les pareció muy atractivo y definitivamente decidieron ir hacia las luces.
A esas horas de la madrugada las calles se encontraban completamente vacías, todas las luces de las casas aparentemente iguales estaban apagadas, lo único que deambulaba por los jardines frontales de todo el pueblo eran, el silenció y el viento helado que seguía de cerca a los extraterrestres, quienes decidieron estacionar su nave, sobre un tejado con caída a dos aguas, él cual crujió al sostener el peso del pequeño astro/transporte. Bajaron de su nave y caminaron sobre la tejas sin sentir una pizca de frío, llegaron a la orilla y, ahí mismo se sentaron para observar el panorama.
-~0ye Mixplik, que raro es este planeta.
-~¿Por qué Zoniq? ¿A qué te refieres?
-"Porque mira cuantas casas hay y no se para que están, si aquí no hay nadie.
-~Muy buena observación Zoniq, pero a lo mejor todos emigraron de la oscuridad.
-~¡Y! ¿Regresarán hasta que vuelva la luz del sol?
-~Yo creo que sí, dentro de miles de horas.
-~Que lástima Mixplik, quería conocer a los seres de este planeta, me han dicho que son muy coloridos.
-~Nada que ver con nosotros-, ya me los imagino, se han de ver fatales con tantos colores encima.
Mixplik platicaba con su compañero, él sentado a la orilla del tejado, a veces observando las estrellas y otras veces la soledad de ese lugar, mientras Zoniq su amigo se paseaba por todo el techo, caminaba y pateaba basuras que se le atravesaban, se dio cuenta que se dirigía a la parte trasera de esa casa, desde donde se veía a su vez, la parte trasera de otras.
-"¡Mixplik! No vas a creer lo que estoy viendo, ven... ¡ES BELLÍSIMA!"
Mixplik se incorporó y corrió hacía su compañero al darse cuenta de lo que Zoniq había descubierto abrió tanto los ojos que parecían dos platos incrustados en su faz.
-"¡Guau! En verdad es muy bella."
Ninguno de los dos mentía, entre toda esa fila de casas, que daban su espalda a donde ellos se encontraban, se podían contar decenas de ventanas, todas cerradas, todas en sombras, menos una, y a través de ese balcón era posible observar todos los secretos que se encontraban dentro, los extraterrestres parados al borde del tejado, casi a punto de caer, miraban endiosados a quien se encontraba en su interior, la habitación se encontraba iluminada por una magna y lujosa lámpara postrada sobre un buró y la luz salía de ahí como un torrente de agua escupido hacia la oscuridad.
Esa ventana enmarcaba perfectamente el cuerpo de una bella mujer, que lentamente dejaba caer sus ropas al suelo, sugestiva permitía ver su tersa piel y sus formas perfectamente redondas, su cara era linda, parecía una niña dentro del cuerpo de una gran mujer, su cabello dorado parecía que chispeaba con el roce de la luz, toda ella era difícil de creer, una silueta que parecía tan cercana y al mismo tiempo inalcanzable, un ser completamente material pero intocable, ni siquiera el frío podía desgarrar su piel.
-Esa chispa de su cuerpo es increíble.
-~Si no lo estuviera viendo Zoniq, diría que es inexistente.
-Mira qué formas tan radiantes, parece ser que ella sola ilumina todo ese lugar.
-Esa Belleza no es otra cosa que un pedazo de sol.
-Tienes razón Zoniq, lo es, y eso me excita.
-~Si Mixplik, yo también me siento excitado.
La luz de la lámpara destacaba la belleza de todo aquello en que posaba su luz, el color de la piel de aquella chica brillaba como el sol, si hubiera salido a la calle desnuda como estaba, todo se habría hecho de día, sus piernas, su pubis, sus pechos y su cabello, formaban la silueta de una fénix dorada, ni en su planeta encontrarían algo más bello y radiante.
Ambos voltearon a verse la cara, ese aspecto de idiotas los delataba, estaban enamorados de su luz.
De repente, todo en aquella habitación se apagó, desapareció en un instante ese amor prisionero, ya no la veían, así que decidieron ir a buscarla y salvarla para siempre. La robarían de este planeta oscuro y se la llevarían al suyo, para amarla en la claridad eterna.
-~Zoniq, prepárate, vamos a ir por ella.
-~Si Mixplik, será sólo para nosotros.
Zoniq corrió a la nave y volvió en un instante, le entregó un brazalete plateado a su amigo y él se quedó con otro, ambos se lo colocaron en la muñeca oprimieron el único botón y poco a poco comenzaron a transformarse, primero en una imagen borrosa, después esta sufrió una implosión, creando de esos seres extraterrestres, dos tenues luces que flotaban en el aire, parecían dos focos de baja intensidad volando hacía el balcón de su amada.
Afuera todo estaba oscuro, ella se encontraba tendida en la cama, desnuda y totalmente despierta, sentía que alguien estaba en la habitación, descubrió que se encontraba completamente paralizada, intentó gritar pero no pudo, a los pies de la cama estaban ellos, la observaban dos seres grises con ojos enormes y caras inexpresivas, deseaba que fuera un sueño, pero tenía la impresión de que todo era real, no resistió más y el desmayo fue su salvación.
-¡Rápido Zoniq! Subámosla a la nave.
-Con cuidado Mixplik, no vayamos a estropear su belleza.
- Escapemos de este planeta Zoniq, antes de que la busquen, ya veras que envidia les dará a todos cuando la vean.
Los extraterrestres volaron veloces a su destino, satisfechos y felices, escaparon observando todo el camino al rehén que llevaban consigo.
Abajo, en el pueblo, en la habitación donde habían estado, despertaba de su desmayo la belleza terrestre, la rubia dorada se incorporaba todavía asustada de lo que había vivido, paseaba sus manos a través de su cuerpo desnudo para ver si no la habían dañado, inmediatamente quiso prender la luz pero no lo logró, la magna y lujosa lámpara ya no se encontraba postrada sobre su buró, la habían robado junto con su luz, la habían salvado para siempre de ese oscuro lugar.
Víctor A. Cruz