¿Cómo ha sido vista?
Al igual que en todos los campos de la cultura, es el hombre quien ha participado en escribir este tipo de literatura; además, en el período que muchos conocen con el nombre de "Época de Oro", que va desde 1930 hasta 1960, décadas en las cuales proliferaron en los Estados Unidos las revistas de este género, se consideraba que los lectores eran varones, fundamentalmente adolescentes y, por lo tanto, sus intereses no estaban centrados en historias sentimentales, de amor, sino en aventuras heroicas.
El personaje central era siempre un hombre, y las mujeres, cuando aparecían, lo hacían para satisfacer varias necesidades; en primer lugar, resultaban muy útiles para ser rescatadas, jugando así una parte central, aunque totalmente pasiva en la trama. En este caso, podría haberse sustituido la figura de la mujer por la de un anillo o un elefante; sin embargo, era más útil la mujer porque así se podía comprobar la hombría del personaje, el cual, siendo muy rudo y poco sentimental, era sin duda heterosexual.
La mujer también servía para que el personaje masculino le explicara cosas; así, indirectamente, el escritor estaba explicándoselas al lector y tenía la garantía de que su público de varones adolescentes las entendería, pues, como quedaba constatado dentro del texto, hasta una simple mujer podía entenderlas.
También podían ser princesas malvadas, seductoras y temibles, las cuales terminaban por doblegarse ante el héroe, que era todo un domador de hembras rejegas. O chiquillas marimachos que, al entrar en contacto con el héroe, se transformaban en virginales amas de casa en potencia.
Sin embargo, ya para los años sesenta, las mujeres empezaron a resolver enigmas usando la intuición femenina desde el cuartel general de sus cocinas.
Su participación.
Mucha gente considera que la primera verdadera obra de ciencia ficción fue escrita por una mujer, Mary Shelley, en 1818, pues en ésta hay una conciencia de que se están usando los avances de la ciencia para transformar los actos y la ética humana. Lo que se enjuicia en Frankenstein es el origen divino de la vida, frente al funcionamiento eléctrico de las neuronas descubierto por Luigi Galvani.
Sin embargo, por muy cierto que pueda ser que Mary Shelley fuera una pionera, el género estuvo dominado por los varones hasta la década de 1960.
En la actualidad, las cosas han cambiado. No sólo en lo referente a la literatura, sino en todos los campos de la cultura. Me han platicado que en Europa, a partir de la década iniciada en 1990, se empezaron a otorgar puestos ejecutivos a las mujeres porque son en general más cuidadosas y minuciosas, mientras que se descubrió que los hombres, debido a nuestra superioridad muscular, somos excelentes para cargar cajas.
Las mujeres ya han obtenido más de sesenta premios Hugo y Nébula. La lista de nombres es enorme; sólo como muestra, por demás incompleta, mencionaremos a Cele Goldsmith, la cual fue editora de la revista Amazing Stories desde 1958 a 1965, Leigh Brackett, C. L. Moore, Andre Norton, Judith Merril, Marión Zimmer Bradley, Úrsula K. Leguin, C. J. Cherryh, Anne Mccafrey, Tanith Lee, Connie Willis, Nancy Kress y un largo etcétera, tan meritorias como las anteriores.
En México, el concurso Puebla fue producto de la propuesta hecha por una mujer: Celine Armenia. Es a ella a quien en gran medida debemos mucha de la organización que se ha tenido en México.
Jorge Cubría.**
* Texto tomado del libro "Ginecoides".
Es un fragmento del prólogo escrito por su mismo autor.
**Jorge Cubría es Mexicano, aunque él se empeña
en negarlo, tambien es autor de "Venus en blue jeans" y
"La Navidad". Ambos editados por EDAMEX.